viernes, 26 de septiembre de 2014

Economía compartida.

Acorde con los tiempos, hay una nueva forma de hacer negocios por internet: plataformas a través de las cuales se ofrecen en renta todo tipo de artículos, bienes y servicios. Antes, los anuncios se publicaban en los clasificados de los periódicos, hoy el medio es electrónico y los resultados son mucho mejores. Podadoras, motocicletas, cuatrimotos, esquíes, carros, camionetas, casas de campaña, departamentos, avionetas, yates, y no sólo eso, también servicios de transporte, hospedaje, masajes, clases, reparaciones, todo es negociable y todo está en internet.

Tomemos el caso de Uber, un sitio web y aplicación que permite convertir a cualquier poseedor de un vehículo en taxista. El usuario ingresa su ubicación y su destino, selecciona el tipo de vehículo, que puede ir desde autos compactos hasta limosinas, y en minutos tendrá su auto y chofer. La ventaja, aparte de la selección del transporte, es una tarifa más baja que la de cualquier compañía que oferte el mismo servicio sin que esto represente una pérdida para ninguna de las tres partes: la ganancia es, en su mayoría, para el piloto, un pequeño porcentaje para la página, y una ganancia final para el usuario, que se ahorra unos cuantos pesos. Y claro, la posibilidad para cualquiera que tenga un coche y desee ganarse un dinero extra haciéndola de chofer.

El servicio de Uber tiene en jaque a los sindicatos y compañías de transportistas en ciudades como San Francisco o Nueva York, donde se forzó al sitio a cobrar un impuesto destinado al municipio. La medida no bastó para los sindicatos, que ven en el servicio una competencia desleal. En nuestro país, el Distrito Federal, México y Nuevo León ofrecen el servicio aún sin la intervención del gobierno. Y en internet surgen multitud de páginas similares con mucha frecuencia.

El sitio Airbnb nació como una propuesta para que estudiantes, mochileros y trotamundos tengan la oportunidad de visitar ciudades de una forma más humana y cálida. En lugar de una fría recepción de hotel, los viajeros pueden disfrutar (o no) de la hospitalidad de parejas, familias o personas que ponen en renta sus cuartos, casas o departamentos a un precio razonable que ofrece la posibilidad de viajar a quien de otra forma no lo haría. El sitio, claro, cobra una tarifa, pero la verdadera ganancia es para el propietario.

Las cadenas de hoteles y sus sindicatos, al igual que los taxistas, ven en el sitio una ilegalidad, una forma de evadir impuestos y un desestabilizador de precios. En parte es cierto: hay casos en los que un sólo usuario ofertó hasta trescientos alojamientos distintos. Pero también llama la atención que ante la propuesta de Airbnb de regularizarse y pagar impuestos, los hoteles se opusieron. ¿Por qué?
Incluso con impuestos, los precios del sitio continúan muy bajos. Las grandes cadenas hoteleras no tienen mucho que perder, sus clientes no necesitan regatear el hospedaje, pero las cadenas más pequeñas y los hoteles familiares o de particulares sí se encuentran en peligro. Porque airbnb no es sólo una competencia difícil y tramposa, sino que vuelve evidente un hecho conocido: los servicios de hospedaje pueden ofrecerse a un precio más bajo sin que representen una pérdida para los propietarios.


En México, el precio del transporte público se establece cuando el gobierno, que hace todo menos representar al pueblo, y los líderes de los taxistas y transportistas se sientan a negociar. Por parte de los trabajadores del volante se mencionan tópicos como la inflación, los impuestos, los gasolinazos. Del lado del gobierno no me imagino qué puede escucharse, acostumbrados como están a no usar nunca el transporte público, algunos desde siempre, y culpables como son de repartir concesiones de taxi de una forma sucia e irresponsable. Es una negociación donde los únicos que no tenemos voz somos los usuarios. De forma que los precios se mueven de acuerdo a las necesidades de los trabajadores del volante y de un gobierno famoso por su corrupción. No queda más que esperar unos años y ver qué tiene internet que opinar al respecto.

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