viernes, 26 de septiembre de 2014

Sobre escribir

La principal defensa que esgrimen quienes no quieren o no saben escribir con corrección es que a fin de cuentas lo importante es darse a entender. Puede ser, quizás no se necesita ser un especialista en el idioma español cuando se trata de escribir, por ejemplo: “Alguien sabe donde venden pica pica ???”, “Por jambarse se llevo un diablito kon kagas al chavo no le paso nada” o “y que le chava que trabaja en bar le dijo que tenia algo de ella y varias le dijeron ala chica decente que ae referia a su marido”.

Los anteriores fueron ejemplos tomados al azar de Facebook, y en mi defensa debo decir que no pertenecen a mis amigos, sino que fueron publicados en un grupo de creciente popularidad. El hecho es que ni siquiera algo tan banal y frívolo como lo antes citado es comprensible sin respetar las normas ortográficas más básicas. ¿O alguien fue capaz de entender el segundo y tercer ejemplo? Porque yo no. Y el problema se agrava porque pocas personas son capaces de reconocerse como parte del mismo. Antes de aceptar que no sabemos escribir, preferimos decir que no da flojera o que no es necesario.

Además, la otra vertiente peligrosa del asunto es que la mala escritura se está generalizando tanto que poco a poco los errores comienzan a volverse tan comunes que terminan convirtiéndose en regla. Estoy muy de acuerdo con que el idioma siempre está evolucionando y adaptándose a sus usuarios, y con que esa evolución tiende siempre a la simplificación y a la facilidad. Pero mucho temo que en un futuro las expresiones más complejas que se puedan formar sean de una profundidad tal como “quiero comida” o “voy al baño”.

El problema está muy relacionado con la falta de lectura, sí, pero también con la poca exigencia que se tiene por parte de los lectores, y no me refiero solo a lectores de libros, sino al lector en general, desde los curiosos que se entretienen leyendo los mensajes en los baños públicos, pasando por los lectores de tvnotas, hasta los lectores de bestsellers y blogs. Se les ofrece lo peor que puede nacer de la escritura y en su peor vestimenta. Y así es consumida. Los lectores no tienen el mínimo sentido crítico para darse cuenta de que es un insulto el poco cuidado que se le pone a la redacción de los textos, como si fuera un menosprecio a la capacidad intelectual del lector, sino que suponen que la escritura así es, que no existen reglas y que las pocas que existen son para romperse. Al fin y al cabo, las personas de quienes hablan las revistas de chismes, por ejemplo, tampoco saben ni escribir algo tan simple como “Cuando trabajas con un equipo lleno de pasion y entrega  por lo q hacen no hay mas q disfrutar de esa fortuna y comprometerte el doble”, cortesía de la cuenta de Twitter de quien se hace llamar Maite Perroni.


El idioma español está condenado. La flojera, las excusas y la ignorancia van a terminar con él, así como la falta de opciones, o la dificultad para encontrarlas, cuando se trata de leer. Pero también la mentalidad rebosante de ideas cortas, practicante del mínimo esfuerzo,  ávida de estímulos básicos y fáciles, y que se heredará de generación en generación hasta que solo podamos comunicarnos nuestras necesidades básicas. Con faltas de ortografía.

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